UNA PASIÓN PARECIDA AL MIEDO

Hace días que dejé caer mi mano, de manera desentendida, sobre la vetusta estantería de la biblioteca de mi universidad. Deslizando mis dedos empapados por la lluvia de estos últimos días descubrí un fino ejemplar de la editorial periférica, Una pasión parecida al miedo. ¡Qué titulo más llamativo y qué contradictorio a la vez! No dudé en llevármelo a casa.
Al abrir el libro y leer las primeras páginas un nudo en el estómago se ancló para quedarse conmigo el resto de la tarde oscura que entraba por mi ventana. Inmediatamente me transporté al frío invierno de Berna. 
Una pasión parecida al miedo cuenta la historia de dos amantes en un hotel de la capital suiza. Unos amantes cuya historia de amor no es precisamente lo que parece, pues la pérdida de sus respectivas parejas les impide ver la luz del día a venir. 
“No hay pasión que robe con tanta determinación a la mente todo su poder de actuar y razonar como el miedo” Edmund Burke 
Es curioso como en esta historia de amor, se aborda una etapa real en toda relación… El miedo. En el bar suizo donde se encuentran estos dos personajes, de repente el invitado sorpresa es la angustia que provoca el amar de nuevo… El miedo a redefinir lo que significa algo que ya se había olvidado. Después de una guerra mundial a cuyas respectivas parejas el holocausto les había robado la esperanza de volver a enamorarse. Nostalgia y melancolía se mezclan en las páginas de este libro, encerrada en ese hotel de Berna donde los pasillos desde el comedor a la habitación de estos dos personajes se vuelven oscuros y sombríos.
“Nunca he sentido miedo a aquello que me parecía exterior, ajeno a mí, pero he sentido muchas veces terror ante lo que he pensado, ante lo que he sentido” 
Qué sentimiento más terrible es el temerse a uno mismo, resulta abrumador como el el pasado y el recuerdo paralizan tanto esas nuevas emociones que intentan florecer ¿Cómo avanzar cuando uno aún no se siente preparado? Cuando uno quiere crear ese reino de amor como única ley pero éste es usurpado…
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Es con esta conclusión con la que se cierra este maravilloso libro
 “Comprendí que si se quiere reflexionar sobre el amor se debe tener un punto de partida más noble y significativo que la mera felicidad o la desdicha […] De lo contrario, es mejor  no reflexionar sobre ello en absoluto”

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